Ante los diversos problemas que se manifiestan en la piel, en la medicina de Santa Hildegarda, no sólo se toman en consideración los síntomas "externos" sino, sobre todo, las causas desencadenantes de las enfermedades cutáneas. Porque todo el ser humano está implicado en cualquier enfermedad que afecta a la piel que es el órgano más grande del cuerpo. La piel refleja la relación entre las preocupaciones y necesidades espirituales y las dolencias físicas del ser humano, pero también su relación con su medio ambiente y con la naturaleza.

Mientras todos estos factores no se tomen en cuenta en la terapia de los problemas de la piel, la dermatosis seguirá siendo una enfermedad crónica, es decir, incurable. En la medicina hildegardiana, las enfermedades de la piel, son tratadas globalmente, de manera que, además de las influencias físicas también la dimensión divino-espiritual y las influencias cósmicas se tienen en cuenta y se les da la importancia que merecen.

Las enfermedades de la piel no suelen ser un "golpe del destino", sino el resultado de una forma de alimentación y un estilo de vida poco saludables. Las personas debemos asumir la responsabilidad de nuestro propio bienestar a través de una dieta adecuada y un estilo de vida saludable, que se corresponda con nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales, y debemos participar en la determinación de nuestro destino cada día.

Con esta finalidad el libro contiene un amplio capítulo dedicado a la alimentación como medicina en el que nos explica las fuerzas curativas de los principales alimentos.